lunes, 9 de mayo de 2011

Características de los presos

De gran interés es el imaginario común que tienen los encuestados acerca de las características que tienen los personajes que van a las cárceles.  Como lo demuestran las encuestas realizadas, hay una alta tendencia a estigmatizar a los presos con una serie de cualidades que tienden a describir al preso común, la mayoría de los encuestados, en grandes porcentajes, respondieron que la gente recluida en las cárceles cumplen el perfil de hombres, jóvenes,  de estrato bajo, con educación primaria y desempleados.   Hay que tomar en cuenta  la muestra que se estudió: los encuestados de estrato 6, de los cuales, 88% han sido víctimas de un delito menor. Como lo establece Lemaitre y Albarracin ”La seguridad ciudadana gira en torno a la percepción de seguridad, en particular la percepción de los estratos medios y los representantes de las “gentes de bien”. Para ellos el miedo al otro (pobre, hombre joven, moreno) se convierte en protagonista de las relaciones sociales, en particular en el espacio público urbano. El otro temido es el potencial atracador o sicario, de escasa educación formal y menos oportunidades en el mercado laboral. Desocupado y potencialmente agresivo, se toma el espacio público y desmejora la percepción de seguridad, especialmente cuando se encuentra en grupos o consume marihuana(3.5).
Tendemos a olvidarnos de  las características que marcan a la sociedad Colombiana, estampada por índices altos de pobreza y un grave fenómeno de desigualdad social y económico. En gran parte es la dinámica social económica,  de la mano con el funcionamiento de sistema penal-siendo este un reflejo de esta, al mismo tiempo que la alimenta-, son factores definitivos de las decisiones y circunstancias que motivan a un gran número de personas pertenecientes a las clases más marginadas a una vida de delincuencia. En la mayoría de los casos esta forma de vida maniobra como un mecanismo de subsistencia y  como una manera de satisfacer las mas básicas necesidades, como también ambiciones, que son negadas por una sociedad excluyente, que no ofrece verdaderas oportunidades a las clases sociales más pobres.(4)
Acompañado de este rechazo social que se le da a las clases marginadas, “Los discursos oficiales reproducidos en los medios estigmatizan a los hombres jóvenes pobres que llenan las cárceles sin reconocer su vulnerabilidad, la cual empieza en su invisibilidad para el Estado y para el mercado, donde su falta de educación formal y a menudo la agresión explícita en su autodefinición masculina los excluye de la posibilidad de integrarse. Su destino parece ser la pobreza y para muchos la ilegalidad, y eventualmente la cárcel o la muerte violenta justificada por la ilicitud de la actividad asumida, sean atracadores, sicarios, pequeños expendedores de drogas o sea que ingresen a las filas de los ejércitos del narcotráfico.”(5)

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